¿QUÉ ES LA FRACTURA DE PILÓN TIBIAL?
Las fracturas del pilón tibial afectan a la superficie articular de carga del extremo distal de la tibia. Son una de las fracturas más complejas y difíciles de tratar, lo que las hace susceptibles de un elevado índice de complicaciones.
CAUSAS
Con frecuencia se deben a traumatismos de alta energía, como los accidentes de tráfico o las caídas desde una altura. Al impactarse el astrágalo contra la tibia distal se producen múltiples fragmentos articulares desplazados y una lesión importante de las partes blandas. En ocasiones las fracturas son abiertas, es decir existe exposición ósea a través de una herida.
También pueden producirse por mecanismos de baja energía, presentando en estos casos una menor conminución y un mejor pronóstico. Son típicamente debidas a fuerzas de torsión.
SÍNTOMAS
Los pacientes con una fractura de pilón tibial van a presentar dolor, deformidad, incapacidad para la deambulación, y una importante inflamación, que puede llevar a la aparición de flictenas (ampollas) en la piel.
Las lesiones asociadas a estas fracturas son diversas, y por lo general están relacionadas con la magnitud del accidente. Se puede producir una fractura del calcáneo, astrágalo de la misma extremidad y también de la pelvis o columna, que deben ser valoradas.
TRATAMIENTO
Tras una exploración radiológica adecuada, hay que colocar un fijador externo, que permite estabilizar la fractura hasta que la inflamación mejore y los fragmentos óseos se descompriman. Realizar una Tomografía axial computerizada (TAC) es muy útil para entender la anatomía de la fractura, y planificar la intervención quirúrgica.
El momento en que se realiza la cirugía es muy importante a la hora de minimizar las complicaciones . La fijación precoz produce dehiscencia de la herida y necrosis, por lo que es conveniente esperar hasta que la inflamación disminuya lo suficiente como para pellizcar la piel, las flictenas se curen y las heridas abiertas se cierren, lo que típicamente suele ocurrir entre los 10 días y las 3 semanas .
La cirugía es técnicamente difícil y exigente al tener que reducir los fragmentos articulares. En caso de que exista pérdida de cartílago, es posible reemplazarlo con un injerto osteocondral de la rodilla, y si existe mucha pérdida ósea, rellenar los defectos con injerto de cresta iliaca. Normalmente la fijación se realiza con placas periarticulares bloqueadas y tornillos.
La complejidad de la fractura y la calidad de la reducción se correlacionan con los resultados clínicos y el posible desarrollo de una artrosis postraumática., que en estadios avanzados puede requerir la colocación de una prótesis de tobillo.